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Caso Swell: los detalles que revela la demanda del contador y ex mano derecha de Octavio Gamboa

Caso Swell: los detalles que revela la demanda del contador y ex mano derecha de Octavio Gamboa

La primera versión fue que Michael Suárez era el cómplice de Gamboa en la gestora. Pero el contador dice otra cosa: que su ex jefe lo forzó a adulterar la información financiera. “Me amenazó con el despido (si no lo hacía)”, dice.

Por: Nicolás Durante | Publicado: Sábado 26 de febrero de 2022 a las 21:00
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A sus 29 años, Michael Cristian Suárez Pardo dice que su vida laboral está acabada. El contador auditor que comenzó a trabajar de la mano de Octavio Gamboa, y fue nombrado Controller de Swell Capital, hoy está cesante y con el temor de que nunca más podrá trabajar en el mundo financiero. 

En esta historia hubo un giro. Sus ex empleadores -Nicolás Iglesis y Juan Luis Montalva- lo acusaron de tener una “colaboración funcional” a la estafa autodenunciada por Gamboa -uno de los tres socios fundadores de Swell- en julio del año pasado, donde reconoció haber alterado la contabilidad para cubrir pérdidas en sus inversiones personales, lo que hizo caer a la gestora.

Pero poco se sabía de la versión de Suárez hasta hoy, que a través de una demanda laboral -en octubre de 2021, a la que DF MAS tuvo acceso- rompió el silencio y contó detalles inéditos del esquema de Gamboa para defraudar a sus socios y aportantes. Y a él también. 

Un secreto a voces

“Hago presente que desde el inicio de mis funciones en Swell Capital soporté una fuerte recarga laboral dado que no contaba con trabajadores ni equipo de trabajo, debiendo cumplir diversas funciones (...) La denominación de ‘Gerente’ que Swell Capital me asignó en su publicidad corporativa o LinkedIn no corresponde a las funciones que desarrollé. Reitero que en mi contrato laboral la denominación del cargo fue de ‘Controller’, pero mi remuneración jamás se condijo con un cargo de ese tipo ni mucho menos con el de ‘Gerente’”, se lee en el inicio de la demanda, ingresada al 2º Juzgado Laboral de Santiago.

Su sueldo por ejecutar el control contable de las operaciones que desarrollaba Swell era de $ 1.504.396 y, acusa, “fui despedido por ser un eslabón débil dentro de una cadena, en el marco de delitos que aún son materia de investigación criminal, y en los cuales no me cabe responsabilidad como autor”.

Esta es la versión de los hechos de Suárez: “Octavio Gamboa me informó a principios del año 2021 que estaba teniendo dificultades para conseguir un préstamo por $ 500.000.000, que era la garantía que debía enterar debido al mal estado de los negocios de Inversiones Boris. Me confesó que ya había pedido dinero a amigos y familiares, porque en el mercado formal no conseguiría esa suma”, parte contando.

“En ese momento me obligó a alterar el informe de garantías para que formalmente no se encendieran las alarmas, pese a que toda la oficina sabía de esta realidad. Esta alteración no tuvo mayor impacto porque efectivamente Gamboa logró reunir la garantía, y fue así que en febrero de 2021 depositó $ 600.000.000 para respaldar las operaciones de Inversiones Boris. Sin embargo, sus decisiones de inversión seguían produciendo importantes pérdidas y agotando su garantía, por lo que me reiteró la petición de adulterar el informe de garantías nuevamente”, agrega.

Suárez dice que se opuso y le hizo ver que “el mal estado financiero de Inversiones Boris era un secreto a voces, pero él me insistió diciéndome que ‘si no hacemos esto, vamos a cagar’, y me amenazó con el despido, lo que dado el contexto de pandemia e incertidumbre en que se encontraba el país en ese momento, me forzó a hacer lo que me pedía”. 

En palabras sencillas, el fraude consistía en ingresar a la planilla Excel un depósito que no se había materializado. “Esta maniobra podía realizarla cualquier persona, ya que las planillas no tenían trabas de acceso. Hubiera bastado revisar la cuenta corriente de Swell para advertir que dichos depósitos no se habían realizado. También hubiera bastado querer hacerlo”, acusa.

El problema en Inversiones Boris era de largo aliento y, reafirma Suárez, todos sabían. “El principal cliente de Swell, por amplio margen, es una sociedad denominada ‘Inversiones Boris’ de la cual es dueño, a su vez, Octavio Gamboa, uno de los propietarios de Swell. De acuerdo a la información que pude recabar, Swell obtiene ingresos por comisiones del orden de $ 150.000.000 mensuales, de los cuales el 80% proviene de las transacciones realizadas por ‘Inversiones Boris’”.

La carta de despido

El 2 de julio de 2021 Gamboa se autodenunció ante el Ministerio Público. Ese mismo día, Gonzalo Cavanagh, el gerente general de Swell, interrogó a Suárez en la oficina.

“Me preguntó por qué no le había avisado antes, respondiéndole que (yo) había sido amenazado por Gamboa pero que le había dado todas las señales posibles, y que mi esperanza era que dado lo grosero de la adulteración, se dieran cuenta antes. A partir de ese momento presté toda la colaboración que pude para esclarecer los hechos, tanto ante la empresa como en sede penal. El 13 de julio de 2021 fui despedido”, relata.

También se agrega la carta de despido que Swell le dio a Suárez. Y dice: “en el desempeño de sus funciones de Controller, manipuló y entregó información falsa relativa a la situación de clientes que efectuaban operadores forward con Swell capital SpA, no alertando a los ejecutivos y socios de la misma acerca de la real situación contable de la sociedad. De esta forma, su actuar permitió encubrir por varios meses las conductas irregulares llevadas a cabo por quien era el Gerente de Inversiones de la empresa mediante una de sus sociedades personales, lo que trajo como consecuencia pérdidas para su empleador de más de $ 7.000.000.000, de acuerdo con la información actualmente disponible”.

Pero Suárez duda de una parte esencial de esa carta, donde dice que no alertó a los socios: “no puede ser cierto que no alerté a los ejecutivos y socios de la misma acerca de la real situación contable de la sociedad, porque justamente uno de los socios de ella me obligó a actuar de este modo”.

Recalca que además de actuar bajo amenaza por quien lo inició en el mundo laboral, no “obtuve ningún bono ni emolumento por estos actos, lo que evidencia que no fueron en mi beneficio, por lo que no tenía motivos para ocultarlos más que la amenaza de perder el empleo”. 

La tarjeta de crédito

Tanto así, que hasta le deben la tarjeta de crédito personal. Dentro de la decena de ítems de deudas e indemnizaciones que Suárez pide a la empresa en el Juzgado y que suman hasta $ 51 millones, incorpora una deuda de $ 235.777, “que corresponde a cargos que se me hicieron en mi tarjeta de crédito personal debido a que consentí que la empresa la usara porque no tenía una propia”. Ésta se utilizó para pagar una plataforma de desarrollo de páginas web y además para pagar licencias de correos de Microsoft. 

También pidió $ 20 millones por el daño reputacional que ha sufrido. “La imputación que me realiza Swell torna prácticamente imposible mi reinserción en una industria en la que siempre he trabajado”. Hoy hace trabajos esporádicos de Operación Renta a sus conocidos. 

Swell no se presentó a la primera audiencia realizada en diciembre, acusando que no fueron correctamente notificados. Sin embargo, deberán verse las caras el próximo 16 de marzo de 2022 a las 11:15 horas en la sala 16 del tribunal. Los abogados de la ex gestora de fondos, Martín Molina y Rodrigo Zegers, no contestaron a los mensajes de DF MAS para conocer su versión.

En la querella que Swell presentó contra Gamboa y Suárez, que aún está siendo investigada por la Fiscalía Oriente y que no tiene fecha para formalizar a Gamboa, se lee lo siguiente sobre el contador:

“Reconoció haber adulterado el sistema FManager ingresando depósitos ficticios a favor de Inversiones Boris Ltda. con el fin de ocultar la falta de garantías de dicha empresa, como ya se ha explicado. Además, confeccionó un balance de SWELL al mes de marzo de 2021 con información adulterada dolosamente con el objeto de ocultar la apropiación de garantías por parte de Inversiones Boris Ltda. y reconoció haber confeccionado los reportes falsos enviados a Sartor en los que espuriamente se incorporó la firma del Sr. Juan Luis Montalva, sin su conocimiento ni autorización”.

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